Prohibido olvidar: Ruben Blades

Páginas

Con la tecnología de Blogger.

5.8.20

Memoria Magnetica: Canto embera: La  sinapsis  (del  griego  ύναψις [ sýnapsis ] ["neurotrasmisores"], ‘unión’, ‘enlace’ 1 ​) es una aproximación (funcional) inter...

21.8.12

Un corto relato de como el fascismo desbocado en España (Barcelona) coge velocidad y cada día es mas fuerte.Por sentido común y de solidaridad hay que pensar en que hacer hoy.
Escribe la amiga de Modou Mybay

Ayer estuve con mi amigo Modou Mybay. El jueves lo pilló la guardia urbana en el Metro de la Barceloneta y le requisó los bolsos que vende en el top manta. Modou se resistió e imploró al guardia urbano que por favor no le quitara las cosas,
pues era el tercer día consecutivo que se las requisaban. Como respuesta el guardia urbano le dió un porrazo en la cabeza, y modou le devolvió el golpe como pudo. Mientras tanto la gente en el metro gritaba al guardia urbano para que se detuviera, llamándole racista.
Después se lo llevaron a comisaría, lo metieron en una pequeña habitación donde no había cámaras, le pusieron las esposas, un guante de guardia urbana en la boca y lo tumbaron en el suelo. Mientras un poli le agarraba las piernas el agente que lo había aporreado en el metro le metía una paliza a patadas y puñetazos. Modou dice que duró todo unos 40 minutos.
Quedó tan contusionado y asustado que no podía caminar.
Más tarde otro agente le preguntó si se podía mover y lo llevó a Urgencias de Peracamps. El médico que lo atendió le preguntó qué había pasado, y tras examinarlo anotó en el informe que presentaba policontusiones varias frontal y genital tras agresión física. Se lo llevaron de vuelta a la comisaría de la guardia urbana, y de allí a la de los Mossos, donde permaneció hasta el domingo.
Me aproximé a la realidad de los vendedores de top manta desde hace unos cuatro años participando en el colectivo ya desmovilizado Nómadas del s. XXI y preparando un documental.

Teaser from zeltiaudiovisuales on Vimeo.
A lo largo de estos años he recogido diversos testimonios de violencia, vulneración de derechos e impunidad policial. No es un caso aislado son prácticas habituales policiales que tienen lugar en la ciudad. Cada cierto tiempo la prensa se hace eco de estos "presuntos" atropellos, pero la justicia siempre absuelve a la policía.

Modou es mi amigo y me duele el alma. Sólo quería compartirlo con tod@s vosotr@s.

20.8.12

La empresa negocia sigilosamente con el Gobierno para extender su explotación hasta 2029, algo que el ministro Mauricio Cárdenas da como un hecho cumplido.
La prórroga es inconveniente para los intereses de la Nación y así lo estableció Ingeominas en el 2010, lo que llevó a la destitución de su director y a la renuncia de un alto funcionario, José Neiza. Los bienes que debían revertir al país pasan a ser arrendados en el nuevo contrato a la misma empresa mediante un canon de sólo 1,25% sobre la ganancia neta semestral, después de impuestos y regalías. El ingreso para el Gobierno no sólo será pequeño sino dependiente de la contabilidad de la empresa, que le es imposible verificar.

Un estudio independiente aduce que un mínimo de 4,8% de las ganancias operacionales, que no netas, para el Gobierno sería conveniente. El concepto viene siendo apoyado por la Contraloría General de la Nación y recientemente la Comisión Quinta de la Cámara de Representantes se manifestó en contra de la renovación del contrato.
La empresa tiene un triste historial en materia tributaria. En 2010 pagó $35.300 millones después de un proceso de conciliación con Ingeominas en torno al pago de las regalías, pues había inflado sus costos; de todas maneras, dejó de pagar una buena parte de ellas, según un analista independiente. Las regalías fueron de sólo el 8% del valor del mineral en boca de mina, a pesar de que desde 1994 la ley las había elevado al 12%. Este valor sólo comenzó a ser reconocido de 2005 en adelante, pero se evadió por más de una década.
Inversiones a las que estaba obligada la empresa mediante el contrato inicial, como carreteras, ramales, embarcaderos, aeropuerto, acueducto, alcantarillado y planta de purificación, hospital, escuelas de primaria y viviendas para los trabajadores, son presentadas como gastos en responsabilidad social de la empresa y mostrados en un vistoso comercial que se pasa por televisión con mucha frecuencia.
Tales inversiones son asumidas por una Fundación San Isidro y son sospechosamente descontadas del impuesto de renta que debe abonar al fisco la Billiton. Una parte de las regalías es también deducida del impuesto a la renta, de tal modo que los contribuyentes terminamos haciéndole una trasferencia a las autoridades de Córdoba.
La corrupción local ha sido de tal magnitud que ha disipado las regalías que poco han afectado los abismales índices de calidad de vida de la población de Córdoba: la mortalidad infantil del departamento es el doble de la nacional y las necesidades básicas no satisfechas han mejorado muy levemente entre 1993 y 2005 en el departamento, incluso en Montelíbano. Hay incluso evidencia de envenenamiento de fuentes de agua que ha afectado negativamente la salud de la población.
El contrato debe ser liquidado y otorgado mediante licitación pública para que el país participe adecuadamente en la renta de sus recursos naturales, con participación variable según los precios internacionales. Debe facilitarse el montaje de industrias que utilicen el níquel como insumo y profundizar así el desarrollo económico del país; ahora sólo exportamos materia prima sin procesar. Es la única manera de que disfrutemos de “la bendición de los recursos naturales”.
* Datos tomados de un documento de Álvaro Pardo, de Colombia Punto Medio.
Salomón Kalmanovitz | Elespectador.com

15.8.12

El Ministerio de Minas y Energía viene preparando el proyecto de ley para reformar el actual Código Minero. Propone una reforma al artículo 34 de la Ley 685 de 2001, según la cual se aclara que se respetarán las concesiones con título minero y licencia ambiental ya asignada y la actividad minera podrá adelantarse hasta el vencimiento del período ya otorgado. Esto incluye zonas de páramos.
Al referirse a las zonas en un futuro no inmediato excluibles de la minería, dice que no habrá minería en zonas declaradas y delimitadas —conforme a la normatividad vigente—, como zonas de protección y desarrollo de los recursos naturales renovables o del ambiente.

Luego menciona que “las zonas de exclusión mencionadas serán las que han sido constituidas y las que se constituyan como áreas que integren el sistema de parques nacionales naturales, parques naturales de carácter regional, zonas de reserva natural protectora y demás zonas de reserva forestal, ecosistemas de páramo y los humedales”.

Es decir, las áreas protegidas de menor categoría, como los parques naturales municipales, las reservas naturales de la sociedad civil y los distritos de manejo integrado, entre otras, no se consideran zonas de exclusión. La propuesta cierra el párrafo diciendo que para que en estas áreas se produzcan los efectos de exclusión deben estar delimitadas por el Ministerio de Medio Ambiente.
Esta última frase puede dar origen a abusos prácticos pues permite hacer concesiones sobre las zonas que todavía no estén delimitadas.
Como la Ley 2ª de 1959 delimita gran parte del país, la propuesta de ley dice que en estas zonas se pueden otorgar títulos mineros, si bien sólo se podrán iniciar trabajos una vez el área sea sustraída por la autoridad ambiental. En otras palabras, se seguirán otorgando títulos mineros sobre este tipo de reservas forestales.
En un futuro se salvarán los páramos delimitados en el Atlas de Páramos de Colombia del Instituto Humboldt, pero lo que es muy grave es que hoy se propone que la minería siga en los páramos, pues en el párrafo segundo del artículo 7 la propuesta dice: “En caso que a la entrada en vigencia de la presente ley se adelanten actividades de construcción, montaje o explotación minera con título minero y licencia ambiental, o su equivalente, en áreas que anteriormente no estaban excluidas, se respetarán tales actividades hasta su vencimiento, pero estos títulos no tendrán opción de prórroga, ni cambio de modalidad”.

Si el propósito fuese excluir los páramos de la minería, el proyecto de reforma debería decir que, en todos los casos, se suspenden las actividades mineras en los páramos y que, en caso de que ya se estén adelantando actividades, se definirá un mecanismo de ley para compensar a los inversionistas que hayan actuado de buena fe, protegidos por un título minero y una licencia ambiental legalmente tramitada y concedida.

El proyecto de reforma al Código Minero muestra la intención de proteger, en el futuro, algunos ecosistemas estratégicos, pero al mismo tiempo condena a todos los colombianos a perder los servicios ambientales asociados a todos los ecosistemas estratégicos donde hoy hay título minero y licencia ambiental. Es necesaria una revisión a esta propuesta, pues ya tienen título minero buena parte de nuestros ecosistemas estratégicos.
Juan Pablo Ruiz Soto | Elespectador.com

14.8.12

Zorobabelia, la perla negra del atletismo, está abandonada a su suerte. Quizás este momento de alegría deportiva sea una buena ocasión para recordarla.
Sábado 11 Agosto 2012

Por Daniel Coronell

Nadie ha logrado romper la marca nacional que ella estableció. Hoy, años después de su retiro, sigue siendo la campeona colombiana de heptatlón. Una exigente prueba de alto rendimiento que combina carreras de velocidad, de resistencia, vallas, lanzamiento de peso y de jabalina. Zorobabelia Córdoba -cuerpo espigado, dulzura de ébano, sonrisa perfecta- arrancaba tantos aplausos como suspiros por su agilidad y su belleza.


Nació hace 44 años en las selvas de Tutunendo en el Chocó. No había obstetras, ni pediatras por ahí, tampoco una partera que recibiera a la bebé. El único que andaba cerca era el padre de la criatura: Juan Evangelista Córdoba, boxeador de peso mediano y hombre sereno. Él atendió el parto de su Isaura y cortó el cordón umbilical con una cuchilla de afeitar. Después untó con polvo de oro el ombligo de la recién nacida. Aseguraba que así tendría buena suerte y brillaría con luz propia.

Los buenos deseos del padre se vieron realizados.

Zorobabelia Abad Córdoba Cuero empezó pronto a destacarse primero como lanzadora de jabalina y después como atleta integral. En 1990 fue la estrella indiscutida de los Juegos Centroamericanos y del Caribe, celebrados en México. Allí fue declarada la atleta más completa del certamen.

Los dirigentes sacaban pecho y reclamaban lo mucho que habían hecho con "tan pocos recursos". Los políticos la condecoraban y se fotografiaban con ella. Las marcas deportivas se peleaban un espacio en su camiseta y el negocio de otros prosperaba mientras ella pensaba en el atletismo.

Fue campeona bolivariana, suramericana, iberoamericana, centroamericana y del Caribe.

En febrero de 1993 las Empresas Públicas de Medellín citaron a una conferencia de prensa. Allí frente a las cámaras anunciaron que la poderosa compañía pública asumía el patrocinio de la atleta y ella sería vinculada a su nómina como "auxiliar de deportes" para garantizar el apoyo necesario para que continuara su carrera. Entre flashes y micrófonos se firmó el contrato laboral.

Las Empresas Públicas fortalecieron su marca y Zorobabelia consiguió ingresos estables y un trabajo que le permitía usar buena parte de sus horas laborales en entrenamiento y viajes a competencias en Colombia y en el exterior. A partir de ese momento en su camiseta sólo se veía la marca de las EPM.

Sin embargo el apoyo público y el cariño personal de la compañía fueron disminuyendo a medida que pasaba el tiempo y los triunfos se hacían más escasos.

En junio de 2007, Zorobabelia viajó a Cúcuta a representar a las Empresas Públicas de Medellín en los modestos Juegos Nacionales de Empleados Oficiales. En la menos encumbrada categoría, ella seguía esforzándose y brillando hasta donde podía. Terminó sin problemas en atletismo pero en un juego de voleibol arrancó la peor prueba de su existencia.

Se lesionó el hombro y la rodilla derecha. Su carrera deportiva terminó ese sábado 23 de junio de 2007. A ese final abrupto se sumó una incapacidad laboral que se extendió por meses. Cuando se la levantaron por unos días -ya en 2008- ella volvió al trabajo con tan mala suerte que se cayó en el edificio de las Empresas Públicas. Su movilidad quedó afectada para siempre.

Hoy Zorobabelia tiene que usar muletas para moverse. Con la ayuda de bastones arrastra las piernas que fueron las más veloces del continente. Debe vivir y educar a sus dos hijas con menos de medio salario mínimo mensual porque las Empresas Públicas de Medellín no reconocen que su incapacidad es fruto de un accidente de trabajo.

Documentos vitales para que le paguen una jubiliación completa han desaparecido o han sido mutilados. Alguien de las EPM llegó a sostener que si realmente era deportista debía practicar en sus tiempos libres y esos tiempos no comprometían a la empresa.

El gobierno no le brinda ayuda porque una norma establece que sólo tienen derecho los medallistas olímpicos y ella jamás fue a unas olimpiadas.

La sencilla casa en el barrio Los Colores, lo único que consiguió en 23 años de atletismo y medallas, está embargada por el banco BBVA y probablemente la perderá en las próximas semanas.

Zorobabelia, la perla negra del atletismo, está abandonada a su suerte. Quizás este momento de alegría deportiva sea también una buena ocasión para recordarla.

10.8.12

Con esta crónica que cuenta el regreso de la cantante Chavela Vargas a los escenarios, Marianne Ponsford se ganó el Premio Simón Bolvar de Periodismo. Un relato emotivo sobre un dolor del que el mundo volvió a acordarse cuando ya todos pensaban que estaba muerta.

En noviembre de 1990, Chavela Vargas se levantó una mañana con un guayabo atroz. “En lo único en que pensaba era en que la cantina estaba cerrada. Salí a la puerta de la casa y por el empedrado venía un arriero. Ay amigo, no tendrá usted un tequilita, le pregunté”. Y él, con cara de pena, le pasó una botella. El cuerpo le reverberó. Habían pasado casi veinte años desde su último concierto.
Por esos días, Mercedes Sosa dijo en un escenario: “Si alguien pasa por México, que ponga una rosa de mi parte en la tumba de Chavela Vargas”. Y es que todo el mundo creía que Chavela estaba muerta. La verdad, no estaba tan lejos de la realidad. Muerta en vida, ahogándose en tequila, sin voz, y tan pobre, que vivía en un cuartito en Aguatepec, a una hora de Ciudad de México, en la casa de quien décadas atrás había sido su empleada doméstica.
Chavela se levantaba al mediodía y comenzaba a beber de a raticos hasta que se acabara la noche. Ella dice ahora que si a sus sesenta y pico de años está tan bien, es porque su cuerpo se ha conservado en alcohol. Pasé veinte años borracha y la gente se olvidó de mí. Me tomé cuarenta y cinco mil litros de tequila. Y poco importa cómo haya hecho las cuentas. Atrás habían quedado sus míticos escándalos con José Alfredo Jiménez y Jorge Negrete, cuando iba, pistola en mano y a caballo, por plena Avenida de Insurgentes en Ciudad de México. Cuando se saltaba la tapia de la casa presidencial a medianoche, para echarse unos traguitos con el presidente. Cuando dicen que mató a un hombre y pasó un tiempo a la sombra por ello. Cuando vivía de parranda en parranda, o mejor, cuando Chavela Vargas era la parranda.
Chavela Vargas tuvo el primer Jaguar E type que conoció México. Lo estrelló de frente contra un árbol en la carretera México-Cuernavaca, y de pasó se arrancó la piel desde la raíz del pelo hasta dejar al descubierto casi todo el cráneo. No iba muy sobria que digamos. Fue la primera mujer en ponerse pantalones. Fue la primera mujer en ponerse pantalones en el país de lo mero mero macho, y en declarar públicamente que no le gustaban los hombres.
Se enamoró de Grace Nelly cuando ésta aún no se había casado con Rainiero, por las épocas en que Chavela hizo su aparición en Hollywood en los años cincuenta. Se enamoró también de la princesa Soraya, tras una cena en Teherán en el Palacio del Sha. Los rumores, que ella ni confirma ni desmiente, dicen que sus amores no fueron tan mal correspondidos.
Vivió en casa de Diego Rivera y Frida Kahlo, antes de la muerte de Frida en el 54. Estuvo en Cuba con el poeta Nicolás Guillén, y allí nacieron los ya emblemáticos versos de “Ponme la mano aquí, Macorina”, que luego volvería canción Alfonso Camín, y que uno escucha sin saber si la mano va a empuñar un fusil, una guitarra, o agarrar un pedazo de caliente anatomía. Así la escuchaban los guerrilleros centroamericanos metidos en el monte en los años sesenta, cuando todo era distinto, cuando las cosas aún no habían perdido el sentido y todavía existía la esperanza de lo distinto.
Un día un periódico mexicano anunció por primera vez una noche de eclipse de luna, y Chavela decidió que quería verlo desde un ángulo distinto: lo vio, finalmente, desde un paracaídas. Y es que medio México se acuerda todavía de “los Chavelazos”. Rigurosamente inciertos, los sucesos de su vida han ido tejiendo la leyenda, gracias a su voz magistral, una voz que conoció la fama y la despreció: “Yo he ganado dinero para comprarme un mundo más bonito que este. Pero todo lo aviento porque quiero morirme como muere mi pueblo”.
Al preguntarle por Colombia, a quien primero recuerda es a López Michelsen. En los años setenta, ella cree recordar que pasó una noche borracha, cantando con el señor presidente debajo de una mesa en el Hotel Tequendama. Pero no es de los setenta su amistad con López. Viene de mucho más lejos, de cuando López Michelsen vivía en México y se emparrandaban juntos hasta el último destello del amanecer. “Ay, el alcohol. El alcohol te hunde en unas profundidades espantosas. Mi vida estuvo sembrada de estrellas… y yo me empeñé en los guijarros y las caídas”.
Cómo sería el guayabo de aquella mañana de noviembre que Chavela decidió que ya estaba bien de beber. Unos meses más tarde, logró un pequeño contrato para volver a cantar en un bar restaurante de moda en el D.F. llamado “El hábito”. Allí la fue a ver el editor español Manuel Arroyo en el verano del 92. Él cuenta su parte de la historia: “En las mesas los clientes estaban todos borrachos. Gritaban cuando Chavela cantaba, comían y hacían ruido, aquello era un espectáculo triste. Arroyo le pedía sin cesar, entre canción y canción, que cantara Las ciudades. Y Chavela pensaba: “¿Quién será este huerito de la chingada?” “¡¡¡Las zzziudades, Chavela, Las zzziudaes!!!”, volvía a pedir el huero gachupín. Ella no la cantó. Entonces, en un descanso, Arroyo se le metió al camerino y, entequilado como la ocasión merecía, se hincó de rodillas y le dijo: “Chavela, vente a España. Vente que allá sí te quieren”.
Ella, claro, no le creyó. Pero el editor cumplió su promesa, y aunque jamás había tenido contactos en un mundo que no fuera el de los libros, movió cielo y tierra en España y logró un concierto para Chavela en el Teatro Lope de Vega de Sevilla. Logró que Iberia pusiera los pasajes. Logró que la mítica residencia de estudiantes, donde habían vivido Lorca y Dalí en los años veinte, la alojara durante lo que vino a ser una de sus muchas estancias en Madrid.
El director de cine Pedro Almodóvar no se lo podía creer. Él, que adoraba a Chavela, que junto con Bola de Nieve y Edith Piaf la consideraba una de las tres voces dramáticas del siglo veinte, no había podido encontrarla cuando quiso grabar Piensa en mí, el tema de su película Tacones lejanos. Por eso le pidió a Luz Casal que la cantara. Ahora tenía a Chavela delante de sus ojos. Ahora Chavela iba a cantar en el teatro con más garbo y abolengo de toda España.
Todos estaban nerviosos. ¿Se venderían las boletas? ¿Se acordaría la gente de Chavela? Al fin y al cabo, habían pasado veinte años desde que, bajo el negro ocaso de la dictadura franquista, la gente escuchaba a escondidas las canciones de Chavela, prohibidas por él régimen. Apenas si habían tenido tiempo de anunciarla –cero prensa, cero publicidad–; el teatro fue prestado por una noche, y sólo porque se había cancelado la representación de la ópera de turno. Llegaron a Sevilla al atardecer, y su cielo irrepetible, azul lleno de luz hasta la última hora, azul metiéndose por entre el perfil dentado de la Torre de la Giralda, por entre la cúpula de la catedral y la iglesia de San Clemente, les dio la primera bienvenida.
De las boletas no quedó ni una. A las ocho de la noche en punto, el teatro se iba a reventar. Chavela siempre canta acompañada de dos solitarias guitarras. Vestidos ellos todo de negro. La flanquean discretamente en las dos puntas del escenario en penumbra. Apenas si se ven. Así salió aquella noche de octubre del 92 al escenario desnudo, con su pelo completamente blanco, con su huipil negro y rojo, con su intensa mirada de culebra, y abrió los brazos como un Cristo. Entonces todo parecía otra cosa. No un teatro sino un cuadro de Malevich, como dijo aquella noche el pintor mallorquín Miguel Barceló.
Y Chavela, la menudita Chavela, sacó un ronco vozarrón imposible para una mujer de setenta años, un vozarrón hondo y cuarteado por la vida, sabio y ebrio de vida: Tú me pediste amor y yo te quise, tú me pediste mi vida y te la di. Si al fin de cuentas, te vas, pos anda y vete queee laaa tristeza me lleva igual que a ti. El Lope de Vega casi se viene abajo. La gente de Sevilla, toda engalanada, enloqueció. Le gritaban desde la platea y los balcones: ¡Guapa, Chavela, guapísima! Y Chavela, quédate aquí y algún pasado de emoción: ¡Viva la madre que te pariooó, Chavela Vargas! Al final del concierto, la gente, a pesar de las manos enrojecidas de tanto aplaudir, empezó a dar palmas por bulerías. Como si hubiese sido ensayado, Sevilla entera le rendía al unísono su homenaje gitano. Daban ganas de echarse a llorar. Chavela los miraba. Y cuando agarró de nuevo el micrófono se hizo el silencio. Entonces ella dijo: “Gracias, amigos. Gracias por estar todavía aquí. Porque…, ¿qué amante espera veinte años?”
En los años siguientes, Chavela recorrió toda España. Las boletas para sus conciertos se agotaron en todas partes. La prensa, la televisión, la radio, no la dejaban en paz. La invitaron al Festival de Edimburgo y de Montraux. Grabó cuatro discos, con canciones nuevas y viejas (y entre las nuevas, una versión hermosísima de Las simples cosas). Habló del amor, de la vida, y de la muerte. “La vida es bellísima, pero la muerte también es hermosa. Yo he dicho muchas veces que voy a ir a mi propio velorio, pero a burlarme de mí. La verdad, yo no creo en la muerte… La muerte siempre ha andado conmigo, (y empieza a canturrear)… la muerte cantando por toditas las cantinas…, en qué quedamos, pelona, ¡me llevas o yo te llevo!” Chavela no entiende por qué le han puesto el color negro a la muerte. “Es un poco ridículo, el negro es un color muy elegante, muy bonito para los cocteles, pero la muerte no tiene ningún color. Si acaso, su color puede ser el amarillo, el de la flor cempazúchil, esa que revienta el primero de noviembre a las doce de la noche… Yo no sé por qué a alguna gente le duele tanto la muerte, porque ¿qué duele más, una muerte o perder un amor? A veces uno piensa, yo prefiero que ese esté muerto a que me traicione.
“Yo soy una de esas gentes que prefieren amar a que la amen. Pero uno tiene que dar las gracias porque lo quieran. Ay, qué difícil es el amor. Es más fácil que a uno lo dejen que tener que dejar a alguien. Yo he llorado más por tener que alejarme. Para mí, un hombre que llore es muy valiente. Y una mujer para llorar tiene que ser muy mujer. Lloramos porque nos arden los ojos, por el humo del cigarro. O quizás por el rimmel, pero nadie sabe cuándo una mujer llora de verdad. Son de otro color las lágrimas. Es un collar de lágrimas, de lágrimas blancas, lo que echas pa’ fuera”.
Dio dos conciertos soberbios, a finales de julio del 93 en la Plaza del Rey, una de las más bellas de toda Barcelona, encerrada bajo los altos muros del histórico Salón de Tinell, de la iglesia de Santa Ágata, y de los Palacios de Llonctinet y Padellás, pero con un rectángulo de cielo negro de verano desgajándose a horcajadas desde arriba. La noche del segundo concierto cantó como nunca, y ella dice que fue porque la magia del lugar la embrujó. Y es que era cierto. Desde abajo, uno no sabía si por aquella puerta rematada con un arco de piedra, iba a salir a cantar Chavela Vargas o iba a hacer una súbita aparición el fantasma de Cristóbal Colón.
Y cumplió el sueño de su vida: ir a París, a cantar en el Olympia, en julio del 95. A pararse en el sitio exacto donde había estado Edith Piaf. Ella recuerda que aquella noche, cuando salió al escenario, bajo unos focos demasiado intensos, que la enceguecían, pudo ver algo así como una radiografía de su cuerpo. Pero con todas las venas y con toda la sangre. Con todos los nervios y músculos con tensión. Fue una imagen rápida, la luz de un flash. Y con las ganas reventando en su garganta, comenzó a cantar, como sólo ella sabe cantar: Tómate esta botella conmigo, y en el último trago nos vamos. Quiero ver a qué sabe tu olvido, sin poner en mis ojos tus manos. Esta noche no voy a rogarte, esta noche te vas de adeveras. Qué difícil tener que dejarte, sin que sienta que ya no me quieres. Nada me han enseñado los años, siempre caigo en los mismos errores. Otra vez a brindar con extraños y a llorar por los mismos dolores.
Logró otro sueño; construirse una casa en “La isla”, un pequeño caserío playero cerca de San Joaquín de Flores en su Costa Rica natal, donde vive aún su hermana y única pariente viva.
Por último, hace dos años dio un concierto en el Teatro de Bellas Artes del D. F., al que asistió todo el México dirigente. Le entregaron las llaves de la ciudad. Le rindieron honores por aquí y por allá. Ahora que otra vez había triunfado afuera, ahora que Joaquín Sabina le había escrito su mejor canción, ahora que Almodóvar hablaba de ella sin cesar, ahora que desde García Márquez hasta Isabel Preysler hacían cola para cenar con ella en Madrid en casa de la diseñadora Elena Benarroch, México volvía a acordarse de su Chavela. Volvía a emborracharse con su voz descomunal. Ella los acompañaba con una lejana sonrisa de medio lado y un vasito de coca-cola entre las manos.
¿Adiós? Noo, nunca se dice adiós. Se dice: Te amo.
Marianne Ponsford

11.12.11

Fotografías de la jornada de intervención en el puente de la calle 92 en Bogota.para recordar al joven de 16 años Diego Felîpe Becerra "Tripido" muerto por el disparo de un policía en servicio,cuando huyo después de pintar un grafiti.El hecho esta siendo investigado por la fiscalía debido a las inconsistencias en la versión oficial en la que se acusaba al fallecido de realizar un atraco y de disparar un arma.